Hacer terapia quiere decir acudir a una serie de visitas para mejorar o eliminar el problema /as que presenta la persona y que son el motivo de consulta.

Una terapia puede consistir en sesiones individuales (son la mayoría), de pareja, familiares o grupales (ver tipos de sesiones).

El/la psicólogo atiende individualmente la persona y no hay variación de terapeuta durante el tratamiento. Las sesiones se desarrollan en un despacho cómodo, cálido y tranquilo favoreciendo todo el proceso.

En la primera visita que hacemos en la UAP, explicamos quienes somos, nuestra formación, nuestras especialidades y el funcionamiento del centro. Entonces le preguntamos a la persona, el motivo de su consulta. Durante esta primera sesión se hace una primera toma de contacto que tendremos que continuar evaluando en las siguientes sesiones.

Nosotros acostumbramos a dar una pequeña orientación del tratamiento, así como de la   hipotética duración y pronóstico.

Las primeras 3-4 sesiones suelen ser de evaluación del problema/as o trastorno/s. A partir de ésta, hacemos un esquema hipotético del problema/as y marcamos los objetivos a alcanzar. Es a partir de entonces cuando empieza realmente la terapia a través de ir enseñando y entrenando a la persona con una serie de estrategias o técnicas que serán muy diferentes en función de la problemática. Aparecen reflexiones, debates, experimentos conductuales, análisis de los porqués, crítica a la propia visión de las cosas y a las de la sociedad, entre otras.

En la UAP utilizamos principalmente la terapia cognitiva-conductual. Ésta afirma que los pensamientos son los principales generadores de nuestras emociones y conductas.

Trabajamos desde el diálogo. No habla exclusivamente el paciente. Incidimos de forma destacada en el presente y futuro, no tanto en el pasado (necesario para obtener información). Pretendemos que la persona lleve el control del problema, porqué de esa forma es como empieza a desparecer.

Uno de los problemas que nos solemos encontrar es el de la exigencia del paciente en la mejoría rápida o inmediata. Éste es uno de los principales enemigos del proceso de tratamiento; motivo de la mayoría de abandonos. Muchas personas piensan que con pocas sesiones ya han de saber qué les ocurre y controlarlo, sin embargo casi nunca es así. Tampoco hemos de pensar que una terapia es un proceso de años, pero sí que es cierto que suelen ser unas semanas o meses.

Hemos de pensar que todos somos una suma de hábitos de conducta y mentales, adquiridos o innatos, y estos se han quedado fijados con los años. Por lo tanto, hacer una reestructuración de éstos, será un proceso de varias sesiones (ver las medias de duración de los tratamientos de la UAP)

Otros factores a tener en cuenta para hacer una buena terapia son: la confianza en el psicólogo/a, la relación terapéutica, la implicación del paciente a través de la asistencia y de hacer las tareas entre sesiones recomendadas, una cierta capacidad introspectiva, la confianza en el cambio y la tolerancia del proceso, entre otras. 

Medias de duración de tratamientos de la UAP:
Intentamos hacer una aproximación según las medias de la UAP realizadas os últimos años. Estos datos son muy relativos ya que dependen de muchos factores. La mayoría de personas presentan más de una problemática y por lo tanto el tratamiento es más complejo y puede ser más largo de lo que indicamos. También tenemos que tener en cuenta que muchos de los trastornos son síntomas de una situación más compleja, como sucede en la mayoría de tratamientos que hacemos.

Control de la ira: 32 sesiones.
Depresión: 41 sesiones
Fobia Social: 47 sesiones
Autoestima: 26 sesiones
Terapia de pareja: 16 sesiones
Dudas de pareja: 13 sesiones
Duelo: 53 sesiones
Agorafobia con ataques de pánico: 42 sesiones
Obsesiones: 74 sesiones
Preocupaciones: 52 sesiones
Vaginismo: 36 sesiones
Eyaculación precoz: 28 sesiones
Miedo a hablar en público: 23 sesiones
Insomnio: 57 sesiones.
Hipocondría: 68 sesiones
Síndrome de Fatiga Crónica o Fibromialgia: 34 sesiones